Consideremos que cada mes del blog equivale al capítulo de una serie.
Según los códigos de este tipo de producto televisivo, el final debe
colocar al espectador en un "cliffhanger" (traducción aproximada:
colgado de un acantilado). De esta manera, el consumidor de la serie
necesitará ver en el capítulo siguiente la continuación narrativa de lo
expuesto.
Para cerrar el mes, en Palabra de Pez Abisal aparece un personaje nuevo.
Es un personaje perturbador, sucio y lleno de contradicciones morales.
Nuestro personaje aborrece el cuerpo y la naturaleza, y adora el
sufrimiento. Siempre que entra en los cuerpos narrativos de otras
historias entra para "joderla", para hacer la vida imposible al resto de
los personajes, para repartir hostias y abusos múltiples.
Nuestro personaje se auto-denomina Iglesia Católica y está habitado por
monstruos. Estos monstruos, sus rostros, sus cuerpos, sus palabras y sus
suciedades darán vida a un personaje que llamaremos Infección-matriz.
Palabra de dios, te rogamos óyenos
El monstruo Karol Wojtyla, conocido en la Infección-Matriz como
Juan Pablo II, cada vez está más cerca de ser beatificado por su
monstruo sucesor, Joseph Ratzinger, autodenominado Benedicto XVI. El
monstruo Wojtyla fue declarado "venerable" el pasado mes de diciembre de
2009, por sus virtudes heroicas de Siervo de Dios. Esto supone un
último escalón para lograr la mayor de las condecoraciones entre los
monstruos: la beatificación.
El monstruo Karol Wojtyla, en una representación que le humaniza
La última noticia ligada al monstruo pre-beato es que le daba a la auto-flagelación.
Sí, los códigos montruosos son inescrutables, pero todo indica que esta
capacidad de auto-infundirse sufrimiento puede acelerar el proceso de
monstruosa santificación. El monstruo Ratzinger, cuyas debilidades
tendremos el placer de conocer cuando él tenga el placer de morirse y
reunirse con sus hermanos los monstruos, no quiere saber si su monstruo
antecesor gozaba o sufría más; seguramente el monstruo-jefe actual de la
Infección-matriz sepa en carne propia que la frontera que delimita el
cristianismo del sado-masoquismo es muy pequeña.
Palabra de dios, te rogamos óyenos
Según la terminología monstruo-cristiana, quien se auto-somete a dolor
se mortifica, en un ejercicio que, según otros monstruos que lo han
practicado, les hace sentirse más cerca del montruo abstracto que llaman
Dios.